Sandra Nolasco (CEO) y Carmen Marín (COO), fundadoras de Twinco Capital

“El objetivo es lograr la igualdad de oportunidades para que cualquier persona que aspire a ser CEO sienta que puede lograrlo”

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Sinergia es la “acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales”. Una definición que encaja perfectamente con Twinco Capital, una entidad que representa la unión de sus dos fundadoras, Sandra Nolasco y Carmen Marín, y cuyo efecto multiplicador ha dado lugar a una de las pocas fintech europeas de alto crecimiento liderada por mujeres.

“Buscar un co-fundador no es fácil. Además de la excelencia profesional, es importante que te aporte energía y comparta contigo propósito y valores. En ese café lo tuve claro. ¡Carmen iba a ser esa persona!”, cuenta Sandra sobre el día que se conocieron. “Cuando me llamó Sandra”, añade Carmen, “vi la oportunidad de crear algo donde realmente pudiéramos generar un impacto significativo”.

El proyecto consistía en ofrecer financiación a proveedores de grandes corporaciones de todo el mundo desde un enfoque más eficiente y asequible. Ayudándoles a convertirse en “motores de crecimiento inclusivo” de sus comunidades, y contribuyendo a crear cadenas de suministro responsables desde el punto de vista medioambiental y social.

Con ese objetivo, Twinco Capital salió al mercado en 2019 y, a día de hoy, ya ha financiado más de 300 millones de euros en pagos a proveedores. Ambas están orgullosas de esa “visión” que se ha convertido en el corazón de Twinco Capital. Desde el “privilegio” de montar un proyecto desde cero, Sandra y Carmen remarcan que la cultura empresarial de la compañía se formó desde sus inicios con unos valores claros, entre los que destacan la diversidad y la igualdad de oportunidades. Enfatizan el compromiso con la excelencia, independientemente del origen o género.

En cuanto a su propia trayectoria, no consideran haber enfrentado barreras durante su desarrollo profesional más allá de las que surgen del esfuerzo y hacer los sacrificios necesarios para alcanzar sus metas. “No he sentido en ningún momento que me estuviesen cortando las alas por el hecho de ser mujer”, aclara Sandra, pero añade: “Es cierto que las mujeres, en general, asumimos una implicación adicional a nivel familiar por un sentido de la responsabilidad que nos auto imponemos”.

Carmen opina que es importante continuar dando visibilidad a las mujeres que tienen éxito y que llegan a un puesto directivo, de manera que sean un referente para aquellas que se cuestionan si pueden conseguir equilibrar su vida profesional y personal. Lo dice desde la experiencia de ser madre de cuatro hijos: “Los ejemplos de mujeres exitosas te quitan determinados miedos como mujer a la hora de encontrar ese equilibrio”, recalca.

El objetivo es lograr la igualdad de oportunidades para que cualquier persona que aspire a ser CEO sienta que puede lograrlo. Que cualquier mujer, u hombre, tenga la oportunidad y el sentimiento de que lo puede conseguir si tiene las habilidades, las competencias y la dedicación necesarias”, señala Sandra. Y, aunque considera que se ha avanzado muchísimo en este campo en Europa, reconoce que “hay muchísimo por hacer” a nivel mundial.

A corto plazo, aparte de la visibilidad, destacan la importancia de establecer una igualdad salarial en el mundo empresarial y, sobre todo, el poder transformador de la educación como base fundamental para alcanzar la igualdad de oportunidades. Para ellas, la educación ha sido un catalizador durante toda su carrera y les ha permitido, en palabras de Carmen, “tener una visión más amplia de las diferentes culturas, formas de pensar y modos de vida”.

En este sentido se evidencia uno de los puntos fuertes que la diversidad aporta en los puestos de dirección. Es fundamental para una empresa, ya que, como menciona Sandra, “es la única forma de tener una visión completa de los problemas complejos”. En el caso del liderazgo femenino, esa amplitud de perspectivas en la gestión empresarial se beneficia de una visión “más empática” y un enfoque diferente y alternativo para abordarlas.

“El principal escollo hacia la diversidad en los puestos de dirección es la tendencia de las personas a rodearse de equipos o personas afines”, señala. Para atajar este tipo de rutinas, considera que las cuotas son útiles porque “quiebran esa dinámica natural” y ayudan a crear “una masa crítica” que puede cambiar las cosas. Pero las considera una medida puntual, y de uso limitado, ya que, “en definitiva, la competencia y el mérito -independiente de género u origen- son los criterios que llevan a la excelencia.”

Llegadas a este punto, donde lideran un equipo de 40 personas en Twinco Capital, ambas comparten sus claves sobre el liderazgo, centradas en el cuidado de sus equipos. “El ejemplo es fundamental”, enfatiza Sandra, “determinación, disciplina, y un enfoque constante en la excelencia y la superación”. Carmen resalta la importancia de esas medidas que “han llegado para quedarse” y que se centran en el bienestar del empleado. A la larga, recalca, “se reflejan muy positivamente en su eficiencia, su trabajo y su compromiso”. No solo es bueno para el equipo, también lo es para la empresa.

 

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