Cristina García-Peri, socia de Azora y consejera de Bankinter

“El momento de la maternidad sigue sin estar bien resuelto”

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Cristina García-Peri nunca fue una más: ni en el colegio, ni en la universidad, tampoco en su carrera profesional ha pasado desapercibida. Brillante académicamente y con un empuje personal innato, ha estado al frente de grandes divisiones para Europa, Oriente Medio y África en gigantes del sector como JP Morgan o Merrill Lynch.

También, ha vivido en primera persona lo que supone priorizar las necesidades familiares, pues durante cinco años hizo un paréntesis laboral para centrarse en sus hijos. “Hay que saber dónde hay que estar en cada momento”, asegura. Fue una vez tuvo estas prioridades en orden cuando se incorporó como socia a Azora, una gestora de fondos independiente con más de 5.000 millones de activos inmobiliarios bajo gestión, de la que hoy es responsable de desarrollo corporativo y estrategia. También es consejera de Bankinter y Evo Banco.

Para García-Peri el éxito de su carrera tiene tres ingredientes clave: la formación – “porque te da la seguridad necesaria para afrontar situaciones diversas y complejas”, la pareja – “porque comparte las responsabilidades familiares y te acompaña en las diferentes etapas” - y la actitud – “porque para conseguir grandes retos hay que creérselo”.

Se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales en Icade con calificación summa cum laude y fue la primera mujer española en trabajar para McKinsey. Pero, más allá de las calificaciones, García-Peri cree que logró aquella posición gracias a tener un punto de arrojo que quizá no es del todo común. Recuerda que en la entrevista le preguntaron si creía que podía llegar a ser directora general de la firma, a lo que ella respondió que sí. “¿Por qué?”, insistieron. “¿Y por qué no?”, contestó ella. El único puesto disponible en la prestigiosa consultora fue suyo.

Ese mismo arrojo le llevó a buscar para sí misma la mejor formación y fue la primera mujer española en obtener un MBA en Harvard Business School que, reconoce, fue transformador. “Fue una experiencia que cambió mi carrera. Conocer el mercado americano abrió muchísimo mis horizontes, conocí montones de empresas, de sectores… Y así fue como decidí no volver a la consultoría y apostar por el mundo de la banca de inversión. La formación abre la mente y en mi opinión es la base de todo”.

Madre de tres hijos, optimizar el tiempo ha sido una constante en su carrera: “creo que es importante focalizarse en lo que se nos da bien e intentar hacerlo cada vez mejor. Eso es lo que nos hace más valiosos y únicos en el mundo profesional”. Ella, además, reconoce que ha tenido “suerte” porque cada vez que regresó de una baja de maternidad tuvo un jefe que le dio la oportunidad de ‘reengancharse’.

Porque para Cristina, la maternidad era antes, y sigue siendo hoy, el momento en que las empresas pierden muchas mujeres. “Se ha avanzado, sí, pero esto sigue sin estar bien resuelto, es el momento crítico”. “Me sorprende mucho que no se haya conseguido solucionar. Muchas mujeres están preocupadas por el momento de la maternidad incluso antes de ser madres. Está claro que es una fase en que las prioridades cambian y, precisamente por eso, las empresas deben ser capaces de dar la flexibilidad necesaria para que, cuando la mujer esté en su momento de volver, pueda hacerlo. Y lo que es más importante, que se le ofrezca un reto suficientemente ambicioso para que le siga motivando”

Para ello es clave un buen liderazgo, “empático y en el que se ilusiona al equipo para que todo el mundo reme en la misma dirección”. “Y ello requiere liderar con el ejemplo. Primero tienes que tener claro el objetivo, una visión de qué es lo importante, y después conseguir que todo el equipo haga suyo el proyecto”.

García-Peri reconoce que eso tiene mucho de lo que se ha venido llamando “liderazgo femenino”. “Entender a las personas, tener la flexibilidad como para percibir que no todo el mundo es igual, ni está en la misma situación… Yo creo que las organizaciones tienen que tener ese punto humano de cuidar a la persona en todas sus facetas y en todos los momentos. Hay veces que la persona necesita que la organización le ayude y sea más flexible. Y si la organización responde, esa persona luego responderá también”. “Esa es la receta que seguimos en Azora y una de las claves de nuestro éxito como empresa. Somos una piña, una gran familia, y tenemos un equipo excepcional y comprometido en todos los niveles”.