Hija mayor en una familia numerosa y madre de tres hijas, admite sentirse en deuda con la sociedad, ya que tuvo la posibilidad de realizar estudios superiores de Derecho gracias a las becas públicas otorgadas. Otro motor de impulso y de inspiración en sus primeros años fue el apoyo incondicional de sus padres y de su abuela paterna. “Tengo una capacidad innata e irreversible para complicarme la vida”, reconoce, para, a renglón seguido, hacer hincapié en el valor del trabajo duro, del estudio constante y del esfuerzo cotidiano.
Su particular ecuación del éxito se vertebra en cuatro pilares: “una enorme fuerza de voluntad, la vocación de servicio público, la formación continua y un equipo que me ha dado siempre su apoyo”. También define como claves el soporte familiar, el de distintos mentores profesionales y la motivación que han simbolizado otros modelos de liderazgo femeninos. “Nada sería posible sin la referencia de mujeres que han sido un ejemplo a seguir y que me han inspirado para continuar esforzándome en ser lo más parecida posible a ellas”.
Dentro de su vocación de servicio público, el impulso por ley al liderazgo femenino es clave para ella. “Soy una firme defensora de las cuotas de género”, afirma. “La regulación no impide que las mujeres lleguemos a ningún lado, pero la falta de regulación, sí”. Beatriz Corredor recuerda que las mujeres no son un colectivo, sino la mitad de la humanidad. “Por ello, las mujeres tienen que estar en todos los lugares en los que se toman decisiones”, asevera parafraseando a Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, fallecida en 2020 e icono mundial de la defensa de los derechos de la mujer. En este sentido, se queja de que, aunque se ha avanzado mucho, falta todavía camino por recorrer: “Estamos infrarrepresentadas, no tanto ya en el ámbito político, sino sobre todo allí donde se toman las decisiones económicas y empresariales”.
Para conseguir la igualdad real y efectiva, Corredor considera fundamental la existencia de regulación y la aprobación de leyes que promuevan la paridad en las cúpulas empresariales y en los órganos de decisión. También, cree imprescindible desplegar herramientas que faciliten la identificación del talento femenino, incluso cuando las aludidas no son conscientes de su propio valor. “No basta solo con decir: ‘Mira, tengo una directiva muy potente’. No, además tienes que ir a buscar en la base a mujeres con talento para que puedan tener progresión. Es obligación de cada empresa ser capaz de detectar y de impulsar a líderes”, indica la presidenta de Redeia. Este proceso, a veces no es fácil por esos “sesgos de autolimitación o de falta de confianza”. Para conseguirlo, ve esencial acompañar a las mujeres desde que entran en una compañía, así como fomentar el “autoliderazgo”, al tiempo que se les brinda formación y favorece su promoción.
Opina que se debe potenciar que las mujeres estudien carreras técnicas o aquellas que tienen que ver con la transformación digital y la transición ecológica. “La formación de las mujeres en carreras científicas es absolutamente imprescindible”, admite. Muestra preocupación porque, en la actualidad, “estamos en unos parámetros de mujeres cursando estudios de Ingeniería incluso más bajos que los de hace 30 años”. Por ello, en Redeia también impulsan programas destinados a fomentar el interés en las carreras STEM entre aquellas chicas en edades de decidir su futura orientación profesional.
Además, Beatriz Corredor se muestra orgullosa de lo conseguido por Redeia. En este sentido, presume de tener un 28% de mujeres en la base y un 50% arriba. “Esto ocurre porque somos capaces de hacer ese proceso de captación, formación y promoción”. En paralelo, subraya que esta meta es factible, ya que “el talento femenino existe”, pero aboga por dejar de lado “las limitaciones y las restricciones que impiden aspirar al liderazgo”.