Tras los primeros impactos del COVID-19, las empresas han tratado de mejorar la gestión de tesorería y centrarse en su supervivencia diaria, apoyándose en gran medida en los paquetes de ayudas públicas. Pero, a largo plazo, las empresas necesitarán mayor liquidez para pasar a la autosuficiencia financiera después de que los gobiernos reduzcan sus ayudas. Tendrán que realizar inversiones para ajustarse a los cambios, mantener las operaciones y seguir siendo competitivas. Para ello, será esencial conseguir financiación.
Según los últimos datos del informe Global Business Pulse de Grant Thornton, el 26,1% de las empresas del mid-market tienen previsto hablar con las entidades de financiación sobre nuevos créditos, mientras que el 23,4% de los encuestados han buscado apoyo financiero en los inversores o bien tenían previsto hacerlo. Cabe destacar que el 46% de las empresas han identificado la escasez de financiación como un obstáculo para el crecimiento, lo que supone un notable aumento con respecto al 37% del segundo semestre de 2019.
A pesar de estas preocupaciones, existe un volumen de financiación disponible ahí fuera para las empresas bien gestionadas. A diferencia de la crisis financiera mundial de 2008, actualmente hay muchas entidades de crédito que han acumulado importantes reservas de efectivo.
En general, los gobiernos han apoyado financieramente a las empresas durante la crisis. Tal y como indica Fernando Beltrán, socio director de Financial Advisory de Grant Thornton en España: "Muchos gobiernos han ofrecido ayudas considerables para reducir los despidos y financiar la crisis, eso significa que muchas empresas tienen una liquidez razonable".
Sin embargo, para muchos la cuestión es cuándo se retirarán esas ayudas y cuándo deben las empresas empezar a hacer inversiones y cambios en sus modelos de negocio para ajustarse al nuevo entorno operativo. Tal y como apunta Beltrán: "Es fundamental trabajar con un banco que entienda nuestro negocio, que sepa a dónde nos dirigimos, a qué nos dedicamos y de qué trata nuestro modelo de negocio. Les gusta proporcionar financiación a clientes que tienen el control de la situación, que cumplen lo que dicen, y que son capaces de articular su plan."
Tal y como apunta Pallavi Bakhru,
socia de auditoría en Grant Thornton India en Nueva Delhi: "Las empresas quieren aferrarse a sus reservas de tesorería. De hecho, en la India, muchas entidades han captado financiación adicional mediante ampliaciones de capital entre los accionistas existentes. Y también han ampliado los límites en sus líneas de financiación bancaria – no necesariamente para utilizarlos de manera inmediata, sino más bien para tener la seguridad de que, en caso necesario, lo tienen a su disposición".
Las empresas se están centrando en la tesorería por muy distintas razones. "Algunas buscan financiación para proyectos de I+D y tecnología. Otras solo buscan circulante porque tienen su dinero atado en deudores o, clientes que no aportan tanta tesorería como antes, y si tienen que poner en marcha un proyecto de producción, necesitan circulante. Así que hay necesidades de liquidez con diferentes períodos de gestión”.
Las entidades bancarias están apoyando a sus clientes, pero la mayoría están endureciendo sus condiciones de financiación. Tal y como apunta Gooley: "Una cosa es renunciar a determinadas cláusulas o prorrogar los vencimientos de una línea de crédito, y otra muy distinta es que el banco necesite nueva liquidez. Los bancos quieren reducir sus riesgos y van a reducir el volumen de capital que están dispuestos a proporcionar. Es probable que la disposición de los bancos a proporcionar préstamos para circulante desaparezca".
A pesar de que las condiciones de financiación bancaria son ahora más estrictas, sigue siendo la opción más asequible, por lo que, como indica Markwell, ser un buen cliente para un banco nunca había sido tan importante. Además, Beltrán añade que: "Los bancos quieren tratar con personas con las que se sientan cómodos haciendo negocios. No les gustan las entidades que ofrecen escasa información sobre sus avales o sobre el incumplimiento de sus presupuestos o de sus planes de negocio".
"Es fundamental trabajar con un banco que entienda nuestro negocio, que sepa a dónde nos dirigimos, a qué nos dedicamos y de qué trata nuestro modelo de negocio. Les gustar proporcionar financiación a personas que tienen el control de la situación, que cumplen lo que dicen, y que son capaces de articular su plan."
En el mercado privado, existe toda una gama de diferentes proveedores más allá de los bancos. Tal y como apunta Gooley: "Si nuestro banco nos dice que no, no es el fin del mundo".
"El área de private equity sigue a la espera de encontrar buenas operaciones y algunas regiones están más activas que otras. También están los fondos de crédito, las "family offices" para grandes patrimonios, los "neo banks" y las "fintech" que han captado capital y pueden actuar en el mercado de deuda alternativo más allá del ámbito de los bancos tradicionales".
"Ahí fuera hay un espacio híbrido en el que existen grandes volúmenes de capital, de deuda high yield o fórmulas de deuda + capital, que están disponibles para las empresas del mid-market, sobre todo para las de alta calidad. Esta puede ser una opción más atractiva que la de captar más capital, pero muchas entidades no son conscientes de que esa liquidez está ahí fuera”, explica Eduard Gellida, socio de Financial Advisory de Grant Thornton.
Tal y como indica Carlos Ferreira, socio director de private equity para Grant Thornton en Estados Unidos: "Las empresas con capacidad tecnológica, sobre todo en Estados Unidos y en mercados objetivo tan diversos como Israel o Brasil, que operen en ámbitos tan diversos como la ciberseguridad en el teletrabajo, la formación y educación online, la telesalud, el comercio electrónico, los productos farmacéuticos, la tecnología alimentaria y la distribución y entrega, están todas ellas en el radar de las firmas de private equity.”
"Se trata de entidades con mucho potencial que, junto a sus partners de private equity, están buscando oportunidades para reinvertir vía apalancamiento mientras los tipos de interés sigan bajos", añade.
La preparación es clave para obtener financiación, pero las entidades de mayor éxito serán aquellas que tengan una visión convincente de su crecimiento en el nuevo entorno empresarial.
Tal y como apunta Gooley: "Estamos ante una carrera para ver quién tiene la mejor historia que contar y cuál presenta los fundamentos más sólidos. Estamos animando a los clientes a preparar un sólido argumentario, bien articulado, sobre todo con respecto a dónde se ven en un par de años, una vez que dejemos atrás el COVID.”
“Habrá oportunidades de financiación en todo el mercado y estos proveedores podrán elegir dónde colocar su dinero. Por eso es fundamental estar preparado y saber cómo vamos a devolver la deuda que estamos pidiendo".
Las entidades que están trabajando en sus planes de resiliencia y recuperación están identificando las oportunidades del mercado y las necesidades de inversión que llevan aparejadas. Las entidades más inteligentes se están adelantando al resto y están poniendo a punto sus balances para aprovechar la situación. Tener un argumentario sólido sobre cómo nos vamos a adaptar a los nuevos entornos operativos y de dónde va a venir la demanda nos ayudará a diferenciarnos del resto.
La financiación es el combustible de cualquier negocio – garantiza que todas las piezas funcionen sin problemas y en armonía para impulsar el negocio. Obtener la liquidez adecuada para el futuro del negocio es esencial para seguir en pista y adelantar al resto de competidores.
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