Nacida en Argentina, vive desde el año 2000 en Madrid. Cuenta que no fue hasta los 45 años cuando empezó a visualizar lo que realmente sabía y los conocimientos que necesitaba consolidar, además de aquello que desconocía y necesitaba aprender. También fue a esa edad cuando fue consciente de que debía preguntar con humildad y sin temor siempre que fuera necesario. Destaca la importancia del trabajo arduo y la capacidad de aprender tanto de los éxitos, como de los fracasos en su carrera. “Preguntar es una puerta infinita al conocimiento para comprender otras realidades y perspectivas. Esto incluye hacernos preguntas y dar espacio a la reflexión sobre lo que somos y lo que queremos ser”, añade.
Con la amplia visión que le ha dado ejercer como mentora de grandes directivas, está convencida de que las mujeres no pueden permitirse distracciones para seguir alcanzando puestos de dirección. “A veces, los logros se vuelven frágiles y puede haber un retroceso en esa diversidad a la que se aspira”, opina. Pese a ello, cree que se ha avanzado mucho: “Hoy somos muchos más -hombres y mujeres- caminando en el mismo sentido”. Para mantener el camino, subraya la importancia de tener claridad sobre los objetivos, identificar aliados y gestionar la resistencia al cambio en las estructuras y mandos. Wullich insta a las mujeres a expresar urgencia y a ser impacientes en la búsqueda de la igualdad en las cúpulas empresariales. Enfatiza que el éxito radica en expresar opiniones, levantar la mano y, cuando se dé la oportunidad, “abrir camino para otras mujeres”.
Destaca la importancia de la educación como un campo de batalla crucial para cambiar ideas arraigadas y dar a niñas y niños la oportunidad de vivir en una sociedad diversa y mejor. Hace un llamamiento a las mujeres que educan, tanto en las escuelas como a nivel familiar. En este sentido, hace referencia a que las niñas de hoy necesitan más espejos en los que mirarse: “Por eso es fundamental hacer visible el talento de las mujeres en todos los ámbitos. El objetivo es que las más jóvenes se atrevan y apuesten por un futuro o una vocación profesional que ‘pinten’ con sus propios colores. Que vacíen la mochila cargada de estereotipos, y vuelvan a elegir con libertad”, sentencia.
Además, se muestra convencida de que las mujeres lideran de otra manera. Mercedes Wullich cree que es cierto que “hay patrones que son más femeninos”. “Pero, esto no excluye a los hombres que lideran con una gestión más horizontal. Tampoco a las mujeres que validan patrones obsoletos”, puntualiza. Asimismo, considera que “liderar hoy es tener objetivos compartidos”.
La cooperación y la integración con el resto del equipo y de la sociedad son principios innegociables en el enfoque de liderazgo de Mercedes Wullich: “Quien tiene talento y la posibilidad de liderar debe adoptar el compromiso de hacer algo por quienes no tienen esa opción. Convertirse en referente es lo que da sentido a un líder, siempre con la meta de abrir caminos”.
Por último, argumenta que el liderazgo que le interesa es aquel que incluye la construcción de un espacio mejor en el que todas las personas sean más felices. Para conseguirlo, ve necesario poner en práctica “las capacidades de preguntar, de escuchar, y de abrazar con pasión lo que se hace, para poder inspirar”.