Ella completó sus estudios en París, EE.UU. y Ámsterdam. En Holanda trabajó en la sede de Nissan. Allí comenzó su experiencia con los coches y también con la igualdad, porque, asegura, aprendió lo que significa realmente. Tras su experiencia internacional regresó como ‘product manager’ de Polo y ya no abandonó los vehículos. “Trabajar en este sector me pareció precioso. Me atrajo su proceso de selección, su producto extraordinariamente atractivo y la importancia que tiene la automoción para la economía española. Además, es un mundo que da alas a la innovación”.
Ros estuvo un lustro en la división de Škoda y pasó en 1997 a Volkswagen, donde ha estado en todas las áreas (planificación, venta, postventa…). Eso le ha proporcionado una visión de conjunto sobre el negocio. Desde 2015 ocupa la dirección general del grupo. “Tener una visión clara de adónde quieres ir, las ventajas de tu producto y quién es tu cliente hacen de alguien un buen líder. También tienes que ser capaz de comunicar el propósito de tu empresa, porque el liderazgo tiene mucho que ver con la influencia”.
La ejecutiva tiene un principio básico: le gusta rodearse de buenos equipos y a todos les transmite confianza. Según sus palabras, es importante crear una “cultura de seguridad psicológica”, donde el empleado pueda innovar, ser ágil y no tener miedo al error. También tiene que ser un equipo lo más representativo posible. Por ello, destaca las cifras de Volkswagen España, que cerró 2023 con un 37% de mujeres en puestos de alta dirección y mandos intermedios y llegará al 40% en 2025. “Las cuotas sirven como acelerador si no se han hecho los deberes antes. En cambio, cuando una empresa tiene asimilados los valores de la igualdad, ésta llega de manera natural y por pura meritocracia”, resuelve.
El plan de igualdad de Volkswagen recoge más de 55 medidas que abarcan desde la captación del talento, la contratación, hasta el plan de carrera de sus trabajadores. De esos puntos, Ros destaca el plan de sucesión, que garantiza que al menos haya una mujer candidata para cubrir posiciones de dirección que la compañía considera “críticas”.
Ros tiene un hijo de 20 años y una hija de 18. Y se enorgullece de cómo ha progresado la cultura empresarial en materia de conciliación estos años. De hecho, en Volkswagen, y tras la pandemia, se implantó una fórmula híbrida para trabajar tres días en la oficina y dos en casa para favorecerla. “Necesitó de un importante cambio de mentalidad, pero éste ha llegado para quedarse”, cree. Aunque la directora también sugiere que “facilitar la conciliación no puede estar solo en manos de las empresas; la sociedad también tiene que asumir el reparto igualitario en los roles de familia y de pareja”.
Laura contrapone esos avances con los que se han dado en el terreno de la educación. Hay que lograr que haya más chicas que quieran estudiar carreras tecnológicas. Para ello, considera imprescindible “hacer pedagogía sobre cómo la tecnología mejora la vida de la gente”.
Tiene muy claro cuál es el presente y futuro de la compañía, y la inteligencia artificial es clave. Por eso, en Volkswagen se garantiza formación digital a toda la plantilla para responder al desafío que supone esa nueva herramienta. “Así conseguiremos eliminar tareas automatizables y dedicaremos más tiempo al trabajo de calidad”.