Inés Marín, Directora de Asesoría Jurídica Interna

“Para tener más mujeres en Sociaturas necesitamos trabajar en iniciativas que permitan una conciliación real”

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Mi trayectoria profesional como abogada se inició, hace ya más de 20 años, en EY Abogados tras la finalización de un Máster de Asesoría Jurídica de Empresas, en el Instituto de Estudios Cajasol, que realicé rodeada de magníficos compañeros, hoy grandes profesionales del derecho y mejores amigos.

Mujer y abogada. ¿En qué momento decides dedicarte profesionalmente al Derecho?

El Derecho ha estado muy presente en mi vida dado que mi padre era Notario de profesión (ahora ya, jubilado). Parece que su influencia no sólo llegó a mí, sino a toda la familia. Mi madre estuvo trabajando en su Notaría y, salvo una de mis hermanas, que tras estudiar Derecho decidió formarse y dedicarse al mundo de la publicidad, mis otros dos hermanos son también abogados y desarrollan su carrera profesional, con gran éxito, en despachos y firmas de referencia en España. ¡Las comidas familiares siempre han sido de lo más entretenidas!

 

Has trabajado en distintas firmas de servicios profesionales. ¿Consideras que es un sector que se está adaptando para acoger a más mujeres o quedan tareas por desplegar?

Se ha avanzado, pero creo que queda aún camino por recorrer. La prestación de servicios profesionales, como la abogacía, es muy exigente y requiere una dedicación que, en función de las circunstancias de cada cual, puede ser difícil de compaginar con las responsabilidades de la vida familiar (sobre todo con niños pequeños). Aunque es posible alcanzar un equilibrio enriquecedor, exige un esfuerzo constante y ciertas renuncias, en uno y otro lado. Cierto es que la pandemia permitió la instauración del teletrabajo que ha posibilitado una flexibilidad que ayuda mucho, aunque también tiene sus peligros.

 

Tu empezaste además en un área nada sencilla, que es Corporate, operaciones entre empresas, que requiere mucha concentración, estar disponible para el cliente y los famosos “closings”. ¿Cómo lo viviste y qué aprendiste de esa época?

Es una época que recuerdo con mucho cariño porque, a pesar de los horarios interminables, las negociaciones complicadas y los momentos de estrés, se viven infinitas anécdotas con las que se te escapa más de una sonrisa al recordarlas.

De esa época, aprendí a valorar la importancia del trabajo en equipo y de que no haya “fallos” en la cadena de suministro; la importancia del papel que juega cada eslabón de la cadena.

 

Has tenido grandes mentores, pero que han sido hombres. ¿Cómo te has llevado con ellos y qué grado de influencia has recibido de ellos?

He sido muy afortunada al contar con grandes mentores hombres a lo largo de toda mi carrera profesional destacando, como no podía ser de otra manera por la gran influencia que han tenido en mi desarrollo, Jordi Santamaría y Álvaro Rodríguez. Mi relación con ellos ha sido siempre buenísima puesto que entendemos la profesión de la misma forma y valoramos el trabajo codo con codo. Son como miembros de mi familia.

 

La abogacía es una actividad vocacional, pero la adaptación a los clientes y las jerarquías que a veces hay en nuestras Firmas no siempre son bien entendidas. ¿Crees que el sector tiene que seguir adaptándose para acoger una nueva era del talento? 

Sin duda hay nuevas tendencias en los jóvenes profesionales que requieren de adaptación. Priorizan y valoran aspectos (conciliación familiar, flexibilidad, prestaciones, …) que antes, siendo también importantes, quizá eran sacrificados con mayor frecuencia. Son mucho más exigentes en la defensa de sus derechos y creo que es importante que sepamos adaptarnos a sus prioridades tanto para captar como para retener al talento joven.

 

¿Qué consejos le das a otras mujeres que están dentro de tu equipo que te hayan servido a ti para crecer?

Los consejos que pueda dar son generales. Valoro muy positivamente el esfuerzo, el compromiso, el espíritu colaborativo, la iniciativa y la formación, pero creo que es indispensable, para mantener la motivación y no morir en el intento, desconectar y cargar pilas. También me gusta incidir en que la responsabilidad no está reñida con poner límites, sobre todo cuando no es posible asumir más trabajo (el famoso aprendizaje a “saber decir que no”). Esto último me recuerda al refrán “consejos vendo y para mí no tengo”.

 

Nuestro informe Women In Business sigue indicando que el número de Socias a nivel mundial está en el 6%. ¿Qué harías tú para fomentar un mayor número de mujeres en las sociaturas de firmas de servicios profesionales?

Trabajar en iniciativas, programas y proyectos que permitan una conciliación real. Implantar programas en los que exista un acompañamiento a mujeres que destaquen por su potencial profesional en las etapas en las que se produce un mayor abandono, para ayudarles a superar el temor de que la conciliación profesional con el cuidado de un hijo es imposible.

 

¿Cuál es el mejor consejo profesional que te han dado y dime si lo sigues aplicando en tu día a día?

¿Mejor consejo profesional? ¡Qué complicado! Diría “nunca dejes de aprender” y sí, lo sigo aplicando porque aunque, probablemente cuando me lo dieron iba enfocado a un aprendizaje/formación técnica que, actualmente, tengo algo más aparcado de lo que me gustaría, tanto en el ámbito profesional como en el personal se viven continuas experiencias de las que siempre se aprende y de las que sacar una lectura positiva.

Como consejo profesional que daría “no temer a decir sí y aprender a saber decir no”.