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Nota de Prensa

El 75% de las empresas españolas es pesimista sobre el futuro de nuestra economía

Según el International Business Report de Grant Thornton para el segundo trimestre de 2012, tres de cada cuatro líderes empresariales españoles son pesimistas o muy pesimistas sobre la evolución de nuestra economía en los próximos doce meses. El estudio, que recoge las expectativas empresariales en 40 de las principales economías del mundo, vuelve a situar a España, por segundo trimestre consecutivo, como el país con un mayor porcentaje de pesimismo empresarial.

Los países del sur de la Eurozona junto a Irlanda, Bélgica, Holanda y un eternamente preocupado Japón, copan los primeros puestos del ranking de pesimismo empresarial. Pero España, con un 75% de pesimistas, vuelve a superar tal y como ya hiciera en el primer trimestre, a una Grecia ahogada, dónde ese porcentaje alcanza el 66%. Sólo un 8% de nuestras empresas se muestra optimista mientras que el resto se decanta por la incertidumbre. Alemania sigue siendo la excepción a la regla en la UE con sólo un 8% de empresarios pesimistas respecto al futuro de su economía.

“Puede haber un factor idiosincrático en el hecho de que superemos en pesimismo a los griegos. Pero lo más importante es que nuestros empresarios ven como se aleja la luz al final del túnel que tan desesperadamente intentan alcanzar desde hace ya cuatro años. Básicamente están confirmando las previsiones de recesión a corto y medio plazo”, opina José María Fernández, director general de Grant Thornton en España.

Menos facturación, luego menos empleo

Un 30% de las empresas españolas prevé que su facturación seguirá cayendo durante los próximos 12 meses, mientras que la mayoría, el 46%, piensa que sus ingresos permanecerán igual que en los últimos tiempos.

José María Fernández señala que “los resultados parecen indicar que las empresas daban ya por descontado las medidas de ajuste que acompañan al rescate bancario, como la subida del IVA, que van a tener en un fuerte impacto en la facturación y por tanto en el nivel de empleo”.

La encuesta fue realizada entre los meses de mayo y junio, en medio del anuncio del rescate a la banca y antes de la aprobación de la última batería de recortes.

A la hora de afrontar la bajada de ventas, sólo un 25% de las empresas planean bajar sus precios. Sin embargo, esto supone un incremento de casi 4 puntos respecto al trimestre anterior. La gran mayoría, el 57%, apuesta por el mantenimiento de los precios actuales, independientemente de la de la subida de impuestos indirectos que puedan repercutir.

Las bajadas en la facturación podrían tener un efecto amplificado en el empleo. El porcentaje de empresas que se plantean reducciones de plantilla en los próximos meses ha subido de un 22% en el primer trimestre a un 26% en el segundo. Al mismo tiempo sólo un 13% se plantea nuevas contrataciones frente a un 15,5% en el trimestre anterior.

El único dato positivo viene de las perspectivas de exportaciones. Las empresas con actividad en el exterior que piensan que aumentarán sus ventas en el extranjero han pasado del 32% en el primer trimestre al 41% en el segundo y superan en 35 puntos a las que temen bajadas.

Estranguladas por la baja demanda y la dificultad de acceso al crédito

Las empresas españolas tienen muy claras cuales son sus principales dificultades a la hora de crecer, o sobrevivir. Un 53% considera la escasez de demanda como uno de sus principales problemas. Le sigue muy de cerca la dificultad para conseguir financiación a largo plazo, citada por un 51%. En tercer lugar entre las dificultades que afrontan nuestras empresas, se sitúan los problemas de liquidez, consecuencia de lo anterior, que quita el sueño a un 46% de los líderes empresariales.

La morosidad, un problema añadido

Una de las consecuencias de la crisis, el aumento de la morosidad, se está convirtiendo en la causa de un grave problema para muchas empresas. Un 46% reconoce que los impagos de sus productos y servicios han aumentado respecto al año pasado.

Nuestras empresas sitúan en 76 días el plazo medio de cobro de las facturas que finalmente se pagan. Se trata de un mes más que la media de la eurozona, 47 días. En Europa, sólo Grecia con una media de 86 días de retraso en el cobro de las facturas, supera el dato español.

El estudio señala además un aumento en el uso de las medidas para combatir la morosidad. Una de cada dos empresas realiza sistemáticamente análisis de crédito de sus nuevos clientes y un 63% de las empresas han tenido que asignar personal específico a la función de control de cobros.

La morosidad es un termómetro claro de la situación económica de un país, y a la vista de los datos, la fiebre española se está acercando demasiado a la griega”, concluye Fernández.