En el actual contexto de aumento de la inflación, agitación política, desaceleración económica y competitividad por el talento de los profesionales en las empresas, el middle-market conserva el optimismo sobre el crecimiento de sus exportaciones. Pero, ¿está justificado ese optimismo? ¿Qué pueden hacer las compañías ante un aumento de la incertidumbre económica?

La expansión internacional

El apetito por la expansión internacional sigue elevado en el mid-market.

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Cambios en las rutas

Hay una reconfiguración de las rutas comerciales y de las cadenas de suministro.

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Diferencias regionales

Los planes y las presiones internacionales difieren considerablemente entre regiones

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Inflación contenida

Occidente ha conseguido moderar el IPC, algo clave para el crecimiento mundial.

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Es comprensible que los líderes empresariales adopten una actitud de cautela en relación con el comercio exterior; los actuales conflictos, como los entre Rusia y Ucrania y la escalada de tensión en Oriente Próximo— han provocado un aumento de las sanciones internacionales y han redefinido las alianzas políticas, con los consiguientes cambios en las rutas comerciales. 

Es evidente que estos cambios clave en el contexto internacional aumentan la incertidumbre económica entre las empresas. En el informe International Business Report (IBR) de Grant Thornton, el 56% de los encuestados menciona precisamente la incertidumbre económica como uno de los factores que más limita su crecimiento, seguido de cerca por los costes de mano de obra (53%) y el coste de la energía (51%). El IBR, que recoge información de 31 países, también indica que, en el actual panorama de inflación y tensiones comerciales, las compañías están reevaluando sus planes de expansión en todo el mundo.

Primera tendencia: El interés por la expansión internacional sigue siendo elevado en el mid-market.

A pesar de las consecuencias que pudiera traer consigo el marco geopolítico actual, el IBR indica que las previsiones de exportación se mantienen cerca de máximos históricos, ya que casi la mitad (46%) de los encuestados prevé un aumento en los próximos 12 meses en todo el mundo. Asimismo, un 45% prevé un aumento tanto de sus beneficios en otros países como del número de países en los que vende.

 

“Tanto si esta expansión internacional de las empresas del mid-market se debe a una decisión deliberada o a una necesidad provocada por factores geopolíticos fuera de su control, ha dado un vuelco a la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos”, explica Ramón Galcerán, presidente de Grant Thornton.

“Sin embargo, crear una estrategia sostenible a largo plazo exige que comprendamos claramente las diferencias en la dinámica de cada mercado. Esas dinámicas pueden referirse al contexto regulatorio, diferencias en la cultura empresarial o las formas de acceder a la financiación para entrar a un nuevo mercado, pero las empresas deben tener una visión general de la situación para averiguar cuál es la mejor forma de llevar a cabo sus planes a pesar de los obstáculos”. 

Uno de estos obstáculos es la volatilidad de los mercados de divisas, que aumenta los costes de la cadena de suministro y, en consecuencia, reduce los ingresos cuando la divisa de las operaciones está debilitada. Cuando un país sube los tipos de interés para controlar la inflación, se produce una gran entrada de divisas y los tipos de cambio se disparan.

Los datos del IBR indican que el 61% de las empresas del mid-market de todo el mundo prevé aumentar sus ingresos en los próximos 12 meses, previsión en la que las exportaciones jugarán un papel clave. La intención de las empresas de seguir contando con empleados dedicados a mercados internacionales se mantiene constante, situándose en el 35%. Tras la pandemia, sumado al contexto geopolítico actual, estamos viendo aparecer un nuevo tipo de globalización, y las empresas deberán seguir analizándola, comprendiéndola y aprendiendo a gestionarla de la mejor forma posible.

 

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Segunda tendencia: Reconfiguración de las rutas comerciales y de las cadenas de suministro de todo el mundo según factores geográficos y políticos.

Aunque los empresarios encuestados por Grant Thornton prevén un aumento de la actividad internacional, el mid-market espera que se produzcan cambios, ya que los datos del IBR indican que en muchos mercados se están abandonando las rutas comerciales tradicionales por varios motivos.

Por ejemplo, Suecia se está decantando por el comercio con Dinamarca, otro país miembro de la UE, pese a que antes había dado prioridad a Estados Unidos; por su parte, Japón antepone las preferencias políticas a la proximidad geográfica y se inclina por Estados Unidos y el Sudeste Asiático en vez de por China. Australia, por su parte, debido a su cercanía territorial, está retomando su prioridad de comercio con Nueva Zelanda. Si ponemos el foco en nuestro país, parece no haberle afectado en demasía este nuevo paradigma, ya que mantiene a Alemania como el país prioritario para crecer internacionalmente, un destino clásico de las exportaciones de España. 

«Las empresas japonesas, por ejemplo, están trasladando la fabricación de China al Sudeste Asiático, donde el coste sigue siendo relativamente competitivo en comparación con los precios de Japón; es cierto que no es tan bajo como en China, pero son jurisdicciones que ofrecen mucha más seguridad y fiabilidad de la cadena de suministro», señala Scott Farber, responsable regional del Equipo de Desarrollo de la Red para las Américas de Grant Thornton International Ltd.

También las cadenas de suministro se están reconfigurando con cada nuevo acuerdo basado en criterios políticos, y las empresas dan prioridad a los proveedores que conocen y en los que confían. Esta nueva versión de la globalización concede más importancia a la estabilidad política, por lo que las empresas están reduciendo el riesgo en sus cadenas de suministro. También hay margen para aumentar la resiliencia, la flexibilidad y la sostenibilidad de las cadenas de suministro mediante la creación de más centros de fabricación locales.

«A escala macroeconómica, vemos que las compañías valoran la resiliencia mucho más que antes y están practicando el llamado friendshoring, que consiste en trasladarse a un país amigo que sea más aceptable para los grupos de interés», explica Oliver W Bridge, director de Consultoría Operativa de Grant Thornton Reino Unido.

Pero las alianzas internacionales deben seguir respondiendo a las necesidades comerciales, y no todas las empresas pueden permitirse el lujo de elegir el país donde adquirir los materiales, productos y servicios, y hacer ventas.

«Esto varía entre sectores: el de la aviación, la automoción y otros que necesitan grandes centros de producción y uso intensivo de activos tienen más dificultades para trasladarse que otros, como el de la atención a la salud», afirma Monique Pisters, socia de fiscalidad y directora de IBC en Grant Thornton Holanda.

En Brasil, Glória sigue percibiendo optimismo en los clientes que se plantean establecer nuevas relaciones internacionales. Además de los mercados tradicionales de Estados Unidos, China y Argentina, Brasil ahora mira a Europa para hacer negocios. «Alemania y Holanda son países clave para la importación y exportación brasileñas», afirma. 

 

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Tercera tendencia: las presiones internacionales difieren considerablemente entre regiones

Los datos del IBR indican que las regiones están reaccionando de forma diferente a estas nuevas tendencias del comercio exterior, según los criterios políticos, sociales y económicos locales, lo que crea un contexto con más matices que las tendencias generales internacionales.

 

En América Latina, las presiones inflacionistas han causado estragos en los dos últimos años, pero afortunadamente al igual que en nuestro país se ha conseguido moderar los precios. «La inflación en Brasil hace unos meses había sido alta, de aproximadamente un 12%; Ocurría lo mismo en Chile, aunque se ha logrado estabilizar hasta el 1,6%. Los precios no paran de subir y los salarios no aumentan de forma equiparable», explica Glória. «El margen de las empresas está bajando y, aunque intentan ser competitivas, es difícil lograrlo en un mundo con índices de inflación tan altos. También es muy caro acceder a préstamos bancarios».

En la Unión Europea, las opiniones son más cautelosas. Tal y como Monique afirma, “los ciudadanos y las empresas se enfrentan a una elevada inflación que muy probablemente frenará la inversión nacional y extranjera”.

América del Norte parece estar relativamente protegida frente a los problemas de índole política que experimenta la UE, aunque la situación podría cambiar si se imponen más sanciones comerciales.

«No recuerdo otra época en la que haya habido tantos factores y variables diferentes en juego: tenemos el conflicto entre Rusia y Ucrania, que hizo que los precios de la energía subieran considerablemente, o el Oriente Medio, que ha afectado de manera directa en los precios del crudo y del petróleo, además de haber experimentado «la gran dimisión» hace apenas 3 años, lo que ha causado tensiones en el mercado laboral. Hay muchas presiones de origen distinto, como los fenómenos más recientes de la inflación y los tipos de interés», afirma Luciano Centanni, socio de Auditoría y director de IBC de Grant Thornton LLP en Estados Unidos.

 

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Cuarta tendencia: Atenuar los efectos de la inflación es clave para reactivar el crecimiento mundial

Aunque la inflación en Occidente se haya moderado gracias a las políticas de enfriamiento aplicadas desde los Bances Centrales, las empresas siguen haciendo esfuerzos para reducir al máximo el aumento de sus costes. Tanto es así, que más de la mitad (53%) de los encuestados prevé aumentar sus precios de venta en los próximos meses. 

«Muchos de mis clientes han logrado repercutir los costes de mano de obra y de materias primas a sus clientes subiendo precios, gracias a que la demanda se ha mantenido, pero en algún momento podría debilitarse; las empresas deben estar preparadas si esto sucede», advierte Luciano.

Aunque últimamente hemos visto un fuerte repunte de la inquietud por el coste de la energía, la inflación acabará bajando, y las empresas que hayan actuado de forma inteligente durante esa transición estarán bien situadas para obtener beneficios cuando los precios se normalicen.

 

«Podemos aprovechar las lecciones que aprendieron las empresas durante la pandemia de la Covid para aumentar la resiliencia», afirma Dave Munton, responsable mundial de apoyo a las empresas internacionales de Grant Thornton International Ltd. «Lo importante es planificar las situaciones hipotéticas, seguir los principios básicos, aumentar la resiliencia y no correr demasiados riesgos. Las empresas deben hacer menos, pero hacerlo mejor».

 

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