Opinión

Luces largas para un nuevo orden global

Ramón Galcerán
Por:
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Vivimos un momento determinante para el futuro de las empresas españolas. La combinación de tensiones geopolíticas, disrupciones tecnológicas y presión regulatoria ha redefinido las reglas del juego, dibujando un escenario global hasta ahora inédito.

Quizá nunca antes hayamos navegado una tormenta perfecta de similares magnitudes. Ya no solo por su intensidad, sino también por su extensión en el tiempo. Y aunque hoy todavía es aventurado vislumbrar las consecuencias de esta vertiginosa etapa, una cosa sí que queda ya clara: la capacidad de adaptación se ha vuelto imprescindible y para ello es clave contar con cimientos sólidos y herramientas adecuadas. La volatilidad se ha convertido en un compañero de viaje permanente para el tejido empresarial y no parece que vaya a abandonarnos a corto plazo.

Los datos demuestran que la guerra arancelaria y el incremento de las tensiones bélicas impactan ya en las previsiones de negocio. Más del 60% de los empresarios consultados por nuestra firma a nivel mundial en el último International Business Report mira con preocupación la incertidumbre económica, que se consolida como la principal barrera del crecimiento empresarial. La inestabilidad geopolítica representa otro obstáculo que pone a prueba la resiliencia empresarial, en un momento en el que el tablero internacional produce casi a diario nuevas alianzas y enfrentamientos.

Estas incógnitas empañan el horizonte del sector productivo, pero las empresas mantienen cierta confianza en la evolución de su negocio. También existe optimismo entre el middle-market respecto a la evolución de la economía, aunque sí es cierto que este indicador empieza a verse afectado por la coyuntura global.

El sector exterior, convertido este año en foco de dudas, puede acabar siendo un caladero de oportunidades. Aunque se desconocen las consecuencias de la guerra arancelaria que mantienen desde hace meses algunas de las principales potencias mundiales, todo hace indicar que desembocará en un nuevo paradigma internacional. Determinadas rutas comerciales dejarán de tener validez, y ahora crece la posibilidad para las compañías del mid-market de explorar nuevos caminos y acceder a nuevos mercados.

Para poder sacar provecho del desafiante contexto que navegamos, es indispensable utilizar las luces largas. La anticipación no solo nos permite diseñar un efectivo sistema de contingencia frente a nuevos acontecimientos, sino que también puede convertirse en una herramienta exitosa que facilite la gestión estratégica de todos estos cambios. Para los empresarios españoles, la clave parece estar en tres focos: invertir en soluciones innovadoras, conseguir un crecimiento sostenible y atraer al mejor talento.

Nuestras conversaciones con el tejido productivo evidencian la importancia que están dando las firmas españolas a estos ejes estratégicos. Más de la mitad de las empresas mantienen una apuesta decidida por la inversión en procesos tecnológicos. Sobre todo, por herramientas como la Inteligencia Artificial, la optimización de procesos y la ciberseguridad. Un movimiento imprescindible para generar ventajas en un mundo cada vez más competitivo y que nos acerca a los estándares europeos.

La sostenibilidad, por su parte, ha dejado de ser una aspiración voluntarista para consolidarse como una palanca de negocio. Somos cada vez más conscientes de que, para ser competitivos, debemos ofrecer una contribución real, visible y ambiciosa a la sociedad. El último libro blanco que hemos elaborado, que precisamente intenta presentar 40 ideas para avanzar con determinación en un mundo cambiante, señala la importancia de integrar procesos como la economía circular, asumir compromisos sociales y adelantarse a la regulación en nuestra operativa. No como un gesto reputacional, sino como un vector de diferenciación y confianza.

Por último, la gestión del talento emerge como uno de los grandes desafíos estructurales. En un contexto en el que la escasez de perfiles adecuados resulta acuciante, sobre todo en determinados sectores, las empresas centran sus esfuerzos en atraer y generar talento. Y para ello, es imprescindible la creación de entornos de trabajo que fomenten la iniciativa, el aprendizaje continuo y el sentido de pertenencia.

El contexto actual es desafiante, impredecible y puede parecer que ofrece más sombras que luces. Pero la experiencia nos dice que, si miramos a largo plazo, los terrenos más pantanosos son también los más fértiles. En España el cambio comienza ya a sentirse: además de ajustar su operativa diaria, muchas empresas están rediseñando sus ejes estratégicos y preparándose con herramientas que determinarán su posición en el mercado del futuro. Parece claro que en un mundo donde la disrupción es ya parte de la normalidad, liderar el cambio puede ser más valioso que simplemente resistirse al mismo.

 

Tribuna originalmente aparecida en Expansión [ 84 kb ]