«Las empresas se enfrentan a un torbellino de agitación y cambio, desde la transición ecológica y la transformación digital hasta el impacto de las tensiones geopolíticas, la escasez de personal cualificado y los cuellos de botella en la cadena de suministro. El Segundo Pilar de la OCDE es transversal a todas estas tendencias y retos. Abordar el impacto de la reorganización fiscal a través de las áreas clave de personal, procesos y tecnología es, por lo tanto, fundamental para preparar de cara al futuro las estrategias y las operaciones respecto a las oportunidades y amenazas que se avecinan», afirma Aisling O’Keeffe, directora asociada de consultoría empresarial de Grant Thornton Irlanda.
La respuesta empresarial a la perturbación reinante va desde los ajustes tácticos de las cadenas de suministro hasta la revisión de las estrategias de contratación y retención de talentos. Es posible también que las empresas se planteen introducir cambios más básicos en su modelo de negocio y sus objetivos. Por ejemplo, la digitalización está impulsando el comercio en línea y dando lugar a nuevas plataformas y modelos de servicios de suscripción. A su vez, la atención cada vez mayor que se presta a la sostenibilidad, la inclusión social y otras prioridades medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) plantean una serie de interrogantes sobre lo que la organización pretende hacer y cómo evalúa el éxito.
Entonces, ¿qué lugar ocupa la fiscalidad, y en concreto el Segundo Pilar de la OCDE, en esta ecuación de transformación? Basándonos en lo que estamos viendo en nuestro trabajo con una amplia selección de empresas multinacionales (EMN), son cuatro los imperativos empresariales clave que están pasando a primer plano:
En los próximos años, el Segundo Pilar se sumará a factores como la escasez de personal cualificado y las interrupciones en la cadena de suministro, que serán los principales impulsores de la reestructuración y la deslocalización de las operaciones. En una encuesta realizada a más de 4000 EMN, más del 30 % afirmó tener planes para realizar una reestructuración importante y un cambio de modelo de negocio como consecuencia directa del Segundo Pilar.
Al nivelar el terreno de juego en materia de fiscalidad mínima, el Segundo Pilar plantea una serie de cuestiones sobre dónde debe ubicar una empresa a su personal, sus funciones, sus activos y sus riesgos.
Abordar estas cuestiones desde ya aseguraría el tiempo suficiente para la transferencia y la contratación y garantizaría además que las operaciones estuvieran en marcha antes de que entre en vigor el Segundo Pilar, a partir de 2024.
Incluso aunque el Segundo Pilar no sea el principal motivo para replantearse la estrategia, las estructuras y las ubicaciones operativas, seguirá teniendo una influencia significativa en los planes.
Según la encuesta realizada a diversas EMN, las empresas esperan un aumento medio del 4,6 % en su tipo impositivo efectivo (ETR). Esta subida es significativa en sí misma, puesto que se suma a los costes de los materiales, la energía y los salarios, ya de por sí disparados. Igual de significativa es la redistribución de las obligaciones fiscales, con un aumento de las facturas en algunas jurisdicciones y una reducción del diferencial en otras.
«A medida que las empresas se preparan para la reestructuración que se avecina, el hecho de no integrar el Segundo Pilar en la evaluación y la planificación estratégicas podría socavar e incluso desbaratar los planes. En particular, las empresas podrían enfrentarse a costes imprevistos y posiblemente insostenibles que podrían mermar la rentabilidad y la competitividad. Por ejemplo, trasladar la producción a un lugar más favorable desde el punto de vista político mejoraría la resiliencia de la cadena de suministro. Pero, ¿y si la carga fiscal adicional hace que los costes resulten prohibitivos?», se pregunta Matt Stringer, socio fiscal y responsable de fiscalidad internacional de Grant Thornton UK LLP.
El Segundo Pilar tiene implicaciones importantes para las personas, los procesos y la tecnología. Es probable que la demanda de datos y sistemas exija un grado de automatización elevado, nuevas fuentes de suministro y una mayor cualificación del personal. El Segundo Pilar exige asimismo una mayor integración entre los sistemas fiscales y financieros y la planificación.
Aunque los equipos fiscales rara vez son los primeros en la cola de la inversión tecnológica, las exigencias excepcionales del Segundo Pilar cambiarán esta situación. La buena noticia es que las funciones fiscales de los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP) ha avanzado mucho en los últimos años, por lo que es posible que ya se disponga de las capacidades necesarias. Gracias a la nube, es muy posible que ahora otras herramientas sean más baratas y fáciles de obtener e implantar.
La otra consideración clave es el personal cualificado, que escasea en el ámbito fiscal y financiero en general. Por eso es importante aprovechar la tecnología y dejar que los profesionales se centren en las tareas que aportan valor, incluidas las evaluaciones estratégicas en torno al Segundo Pilar.
Entre otras oportunidades se incluyen la racionalización de las estructuras de entidades dentro de cada jurisdicción para ayudar a simplificar y acelerar la obtención de datos y el cálculo de impuestos.
Ninguna evaluación del impacto social de una empresa estará completa sin una valoración de su contribución fiscal. Es la esencia del compromiso de la empresa como ciudadano responsable.
«El listón de las expectativas está subiendo de la transparencia fiscal a la moralidad fiscal, y ahora se exige a las empresas que demuestren que su enfoque fiscal está al servicio de la sociedad. Los criterios ESG acelerarán este proceso. Al igual que el ecopostureo, el mayor intercambio de información entre las autoridades fiscales y el escrutinio regulador basado en la tecnología pondrá de manifiesto las diferencias entre lo que se declara y la realidad», explica Vikas Vasal, responsable global de fiscalidad de Grant Thornton International.
El Segundo Pilar se está convirtiendo en una prueba de fuego y un elemento diferenciador para las EMN de todo el mundo. Las empresas que tengan la confianza, la agilidad y los conocimientos necesarios para integrar en su estrategia general de transformación los cambios operativos y en el modelo de negocio que exige el Segundo Pilar aumentarán su resiliencia y minimizarán las interrupciones de la actividad. En resumen, actuar desde ya facilitará el proceso en el futuro y aumentará la ventaja competitiva.
En el tercer y último artículo de esta serie, estableceremos un plan de acción de 5 puntos para familiarizarnos con el Segundo Pilar.
