Desde la protección de los contratos en curso a los cambios en la cadena de suministro, así como las implicaciones fiscales de todas las operaciones en el exterior, se hace imprescindible una evaluación certera del impacto de la crisis en la demanda y una planificación adecuada de los escenarios futuros.
Las empresas deben contar con herramientas para dar respuesta a las necesidades y requerimientos de sus clientes, proveedores e inversores en un entorno en el que la vía digital se convierte en uno de los principales modos de operación.
Es necesario, por tanto, gestionar y planificar las actividades estratégicas con cada uno de sus grupos de interés, adaptándose a las nuevas condiciones de la demanda.
La recuperación pasa por analizar la situación actual y sus impactos clave: a nivel estratégico y de oportunidad, de mercado y de competencia, de negocio, operativo, financiero, de procesos, riesgos, tecnología y reputacional.
A continuación, se generará una hoja de ruta y plan de acción a corto y medio plazo: a nivel estratégico y operativo, con detalle específico de las acciones para cada área y subárea de la compañía, así como los recursos necesarios y costes internos y externos.
El plan director implica, además, un diseño del modelo futuro de su compañía y la puesta en marcha del mismo, haciendo un seguimiento de las distintas acciones y proyectos que se hayan generado en las fases anteriores.
En cuanto a sus clientes, deberá orientar su estrategia hacia servicios proactivos, personalizados, digitales y eficientes.
Antícipese
a las necesidades de clientes y stakeholders
Adapte y personalice
sus servicios utilizando tecnologías de vanguardia
Optimice
la gestión del cliente digital y genere nuevo negocio digital
Transforme
la operativa digital con clientes, proveedores y stakeholders
